martes, noviembre 09, 2010

La gracia de tocar

El día siguiente a tocar en vivo puede ser la resaca más dulce. Es como un estado de flotación, una satisfacción que no sabés de dónde viene. Hasta que te acordás que era porque ayer tocaste y estuvo tan bueno y ahí enganchás con algún recuerdo más. O no. O te quedás con algún momento, alguna decisión tomada sobre la marcha, algún error. Es como la sensación que te queda en el pecho después de una buena carcajada pero multiplicada. Podría seguir con algunas metáforas más, pero les voy a evitar el momento. Lo que sí quería aclarar es que así estuve ayer, sobre todo a la mañana, por haber tocado el domingo en NoAvestruz con Andy Inchausti y La Orquesta Kamikaze. Fue nuestro mejor show y esa sensación nunca la había tenido