viernes, mayo 29, 2009

Mundo Caca

Saqué las veintipico bolsas de escombros (bah, la sacaron los obreros), rezando por no tener problemas con la empresa de recolección de residuos, porque el máximo permitido es de 15. Al rato, sonó el portero eléctrico y una voz misteriosa me preguntó si se podía llevar algunos de los escombros. Agradecí al cielo y le dije que sí, que se llevara lo que quisiera

Más tarde, salí a la calle y noté que quedaban 11 de las bolsas, pero que el misterioso recolector había hecho un poco de mugre cuando se había llevado su botín: un par de bolsas estaban abiertas, la tierra se empezaba a esparcir por la vereda y se iba convirtiendo en barro. El Mundo Caca se empezaba a formar. Al rato, cuando volví de mi diligencia, había aparecido la frutilla del postre: un perro había cagado arriba de los escombros y el Mundo Caca ya era toda una realidad

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