viernes, agosto 22, 2008

Las apariencias engañan

Estábamos disfrutando de los primeros rayitos de sol con un par de amigos (ventajas de teletrabajadores: juntarse a almorzar un día de semana y hacer la sobremesa al aire libre) en un banquito de una plaza. La charla avanzaba a medida que íbamos entrando en calor, porque el solcito empezaba a hacerse sentir. En eso, nos interrumpen dos policías en sus bicicletas. Uno de ellos se presenta, nos pregunta si sabemos qué es el Comando Radioeléctrico, le respondemos que sí y él nos cuenta, sugerente, que recibieron una denuncia de un vecino que dijo que en esa plaza había un 'grupo de masculinos habría consumido estupefacientes. Ustedes son el único grupo de hombres que está en la plaza', señaló, perspicaz

Antes de volver a subir a su bici, nos dijo que no era el lugar indicado para consumir. Uno de mis amigos le aclaró que no habíamos consumido nada y él le respondió que nos estaba dando un consejo. La escena fue tan ridícula que ni siquiera vale la pena analizarla, pero qué vecino más buchón

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