jueves, febrero 01, 2007

¡Qué transformación, Andrea!

Todavía no puedo salir de mi asombro. Acabo de ver a una compañera de la primera en 'Transformaciones'. Se ve que a la chica le gusta bastante comer y que es bastante ansiosa y quizás por eso la báscula acusó 82.5. La obesidad es una enfermedad, me enseñaron Andrea Politti y mi amiga Agustina. Y se ve que me compañera de la primera fue a curarse de esa enfermedad a la tele. Por suerte, la acompañó su hermana melliza en cada tramo de semejante aventura. De ella también me acuerdo porque también iba a mi primaria. Más precisamente, al A. Con Andrea éramos del B, creo. 'Te espero afuera porque no me dejan entrar al quirófano', le avisó. Mi compañera de la primaria se emocionó con esa confesión, se dio vuelta y le comentó a un enfermero que ella era judía y también devota de la Difunta Correa. 'Lo veo medio difícil', reflexionó el enfermero. Pero a Andrea no le importó un comentario tan malicioso. Ella siempre mantiene el buen humor. Inclusive, eso se lo comentó un médico a otro, que cerró la charla diciendo que el buen humor es muy importante. Yo estoy de acuerdo, es muy importante. Me quedé mirando un rato más, pero llegó un momento en el que fue demasiado. Sentía que estaba violando su intimidad. A la tercera vez que Andrea apareció en bombacha y corpiñó, preferí apagar la tele y venir a escribir esto, porque ya no lo podía resistir. Creo que jamás podré olvidar las imágenes de su cuerpo pintado con los médicos. Yo no sé qué le pintan, pero tienen marcas de marcador en las tetas y en las piernas rolludas. Pareciera que le escriben por dónde le van a cortar la grasa. Ojalá que haya quedado muy bien y que se luzca contando todos los secretos de la grabación en el próximo encuentro de la primaria, que ojalá se haga el siglo que viene

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