jueves, enero 04, 2007

Sobre la génesis de Bien Ahí (parte I)

Hubo diferentes episodios que me fueron llevando a abrir el blog. Volvía a mi casa y sentía que quería dar a conocer distintas cosas que me habían pasado o que pensaba. A veces, optaba por mandarle un mail a alguien. Otras, comentaba el episodio hasta que agotaba a todo el mundo con la anécdota y, en consecuencia, me cansaba yo también. Acá va uno de esos episodios que dieron origen a Bien Ahí, casi sin saberlo

Volvía a mi casa de lo de un amigo. No recuerdo exactamente hace cuánto fue (aproximadamente, dos años, quizás un poco menos) ni qué estación del año era. Sólo recuerdo que iba caminando por Gorriti hacia mi casa. Como diría el grupo 2 minutos, a lo lejos se veía una patrulla que lentamente venía hacia donde estaba yo. El encuentro fue inevitable. El patrullero fue bajando la velocidad hasta que frenó al lado mío. Bajaron dos uniformados

Me pidieron documentos, pero no tenía porque siempre ando sin documentos. Me preguntaron donde iba y contesté que iba a mi casa. Hasta acá, todo normal. Los encuentros y las charlas con la policía nunca son del todo cordiales y no permiten que uno se muestre tal cual es, pero igualmente no estaba demasiado nervioso porque no había hecho nada malo ni tenía encima nada que me pudiera complicar la existencia

'¿Puedo revisarte?', dijo uno de ellos. Acepté porque no tenía otra alternativa. Me revisó y hasta metió sus manos en mis bolsillos. Encontró bastante poco: llaves y algo de plata. Cuando terminó con su labor, se acercó otro. '¿Sufrís del corazón?', me preguntó. A la pucha. Esa pregunta sí que se salió del libreto. '¿Cómo?', pregunté, medio azorado. Me volvió a hacer la misma pregunta y le respondí que no, que mi salud cardiológica era positiva. '¿Puedo ver, entonces?', preguntó, mientras acercaba una mano a mi corazón. Nuevamente encerrado, acepté gustoso. Mi corazón no latía más rápido de lo normal porque, como ya dije, no estaba nervioso. 'Es cierto, no sufrís del corazón', constató mientras me sacaba la mano de encima

Rápidamente comprendí que se trataba de una chicana para ver si estaba nervioso, así que decidí responder de algún modo. Cuando terminó su veloz requisa y me dijeron que me podía ir, les pregunté por dónde agarraban con el patrullero. Me dijeron que iban a ir derecho por Medrano. Era la primera buena noticia que me daban, así que les pregunté si me alcanzaban a mi casa, a pocas cuadras de ahí. Me respondieron que no porque iban a doblar en Córdoba. Al final, me fui caminando y el aventón no pudo concretarse. Extrañamente, a medida que me fui alejando de ellos mi corazón empezó a latir más rápido que cuando uno de ellos lo tocó. Cuando llegué a mi casa tenía tanta bronca que no sabía que hacer. Si hubiese tenido blog, hubiese escrito algo parecido a esto

2 comentarios:

Ruco dijo...

¿No te pregunto si estabas circuncidado?

angeles dijo...

Ay, desagradable.