viernes, diciembre 22, 2006

Sobre acomodar las joyas

A partir de la adolescencia, aproximadamente, todo hombre se encuentra con una tarea difícil de llevar adelante, que requiere de elegancia, criterio y rapidez. La mirada de los otros, en este caso, tiene más peso que nunca. Un gesto en falso puede llevar a la debacle social. En contraposición, un gesto técnico realizado en tiempo y forma, no obtiene ningún tipo de recompensa. Estoy hablando de dónde, cuándo y, sobre todo, cómo acomodar las joyas

Cuando se está inmerso en ciertos ámbitos en los que el espíritu es similar al de un vestuario, (por ejemplo, las reuniones de amigos) el acomodamiento de las joyas no requiere de tanto esfuerzo. Simplemente, se lo lleva a cabo. Pero en otros espacios sociales donde no tenemos tanta confianza ni impunidad, debemos ser respetuosos con los demás, pero también con las propias joyas. No se merecen ser acomodadas de un modo soez ni promiscuo

Para esta tarea tan necesaria como sutil, no hay reglas ni manual de instrucciones, pero sí hay algunos consejos a seguir:
- No acomodar las joyas por debajo del pantalón cuando no se está disfrutando de la soledad
- No acomodar las joyas cada dos minutos. Déjelas reposar un poco y no sea vicioso
- Con sólo ponerse de pie, a veces todo vuelve a su lugar
- No abusar del acceso directo que pueden brindar los bolsillos. Hay que tener demasiado estilo en esa tarea para que no se lo vea desde dos cuadras
- No pellizcar ni tironear. No sólo queda mal a los ojos del resto, sino que se pueden dañar las joyas

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