jueves, junio 01, 2006

Nos estábamos yendo de un velorio con dos amigos, a bordo del Bólido. Lógicamente, el ánimo no era el mejor, pero rápidamente quedó demostrado que la noche podía ser más deprimente aún. Uno de mis amigos empezó a enumerar sus problemas y antes de la esquina ya había llegado a las dos cifras

En general sus penas estaban relacionadas a la falta de coraje para tomar algunas decisiones. Le preocupaba el inexorable avance de la edad (esto creo que fue hace 3 o 4 años) y sentía que las metas que había alcanzado no estaban acordes con el reloj biológico. En definitiva, sentía que estaba perdiendo la pulseada contra lo que quería - sentía que debía - hacer. Le pidió consejo al otro amigo que estaba a bordo

Intelectual él, le citó a Hegel: 'tenés que ser contemporáneo de vos mismo'. Traducción: hacé lo que se te cante el orto, pero que sea porque decidiste que era lo mejor que podías hacer en ese momento de tu vida. Me acuerdo que yo iba manejando y que lo primero que pensé fue 'qué hijo de puta. Le piden un consejo y él cita a Hegel'

Lo segundo que pensé fue que tenía razón. No creo que las decisiones se tomen porque haya que hacer ciertas cosas en algún momento más o menos preciso de nuestras vidas (por poner ejemplos burdos: empezar una carrera universitaria inmediatamente después de terminar el secundario, casarte entre los 24 y los 28, tener un hijo rondando los 30, tener gente a cargo antes de los 32, escuchar a The Doors a los 16)

Quizás por todo esto es que cada vez me gusta más cumplir años. Cumplo 29 la semana que viene y la cercanía con los 30 me chupa bien los huevos, citando nuevamente a Hegel. La verdad es que me veo joven, en un sentido inteligente de la palabra. Siento que estoy haciendo lo que quiero, que me está saliendo más o menos bien y que algunas decisiones claves fueron tomadas en momentos exactos. Quizás me falte un poco de guita, pero eso se solucionará cuando empiece a cobrarle a ustedes

No hay comentarios.: