lunes, marzo 13, 2006

Diario de viaje a MDQ I

Nunca había ido al festival de cine de Mar del Plata, creo que por fiaca. Pero siempre hay una primera vez. Y estuvo muy groso, la pasé harto bien. En tres capítulos (uno por cada día allá), tengo pensado escribir acerca de las pelis que vi y algunas impresiones que me dejó La Feliz

El viernes salimos al mediodía, en auto. Manejé la segunda mitad del viaje y siempre me da mucho placer manejar un coche que no es el Bólido (aclaración: el Bólido es un Renault 11 que mi viejo tiene desde 1987), porque siento que puedo ir rápido y pasar a otros autos. El Bólido es como mi abuela: sigue viva, pero ya no va a los eventos familiares, porque está medio achacada. El Bólido te lleva y te trae, pero a la autopista con él no me subo ni en pedo. Además, manejando autos ajenos tengo la misma sensación que cuando husmeo en heladeras o botiquines ajenos: es como meterte un poquito en la vida del otro

¡Qué playas que tenemos!
Lo primero que sentí cuando llegué a Mar del Plata fue una especie de melancolía. Volver a Mar del Plata significa poner a prueba los recuerdos que uno tiene de su infancia. Todos fuimos alguna vez a ese balnearios, todos recorrimos esas peatonales llenas de gente, de gordos, de viejos. Todos compramos un balde o un barrenador en esos negocios que tienen las pelotas envueltas en redes y comimos copos de nieve mientras nos llevaban de la mano

Luego de estos días me quedó la sensación de que en las calles de Mar del Plata puede pasar cualquier cosa y que nadie se va a sorprender. En 20 metros convivían unos adolescentes que bailaban break dance con la proyección de un video de la Escuela Argentina Canina de Salvamiento Acuático. Incluisive, ahí mismo, en plena peatonal, estaban los perros, que tenían el tamaño de un pony. Pero los viejos caminaban entre ellos con total naturalidad

A nadie le llamaban la atención las obras de teatro que quedaron en cartel desde el verano o que Tim Robbins haya dejadas inmortalizadas sus manos al lado de las de Luis Aguilé. Mar del Plata debe tener el promedio de oferta gastronómica más alto por metro cuadrado. Caminás y te vas tentando con todo: churros, helados, chocolates artesanales, pescados, parrilla. Y a la cuadra siguiente, de nuevo

María
La única peli que vi el primer día fue 'Mary', de Abel Ferrara. Estuvo buena (le doy 7 Bien Ahí) pero la incomodidad de la butaca y el cansancio acumulado atentaron un poco contra mi atención. Además, la temática de la película (muy religiosa) tampoco me interesó tanto, pero estuvo buena

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